Las islas Cíes, pertenecientes al municipio de Vigo,2 forman un archipiélago situado en la boca de la ría del mismo nombre, en las Rías Bajas gallegas, en la Provincia de Pontevedra (España), formado por tres islas: Norte o Monteagudo, Del Medio o do Faro y Sur o San Martiño. Las dos primeras se encuentran unidas artificialmente por una escollera y naturalmente por el arenal de la Praia de Rodas. Están orientadas según un sistema de fracturas paralelo a la costa en dirección N-S. Distan aproximadamente 14,5 km de la ciudad de Vigo. Fueron declaradas parque natural en 1980, y están incluidas en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia creado en 2002.
En febrero del año 2007 el periódico británico 'The Guardian' eligió la playa de Rodas como "la mejor playa del mundo".
La isla de Monteagudo está separada de la costa del cabo Home, en la península del Morrazo, por el canal Norte, y de la isla de San Martiño por un estrecho de aproximadamente 500 metros conocido como Freu da Porta. Mientras, la isla do Faro ha acabado unida a la isla Norte por una acumulación de arena en la parte interior del archipiélago, en la cara este de las islas, que forma la playa de Rodas, de 1200 metros. Al subir la marea, el agua pasa entre las dos islas por la cara oeste y, taponada por la playa, se llena la albufera formada entre el arenal y las rocas. El pico más alto se encuentra en la zona norte de la isla de Monteagudo, en el Alto das Cíes, de 197 metros de altitud y tiene una superficie emergida de 434 hectáreas.
Su formación geológica es de finales del Terciario, cuando se produjeron los hundimientos de algunas partes de la costa, con lo que penetró el mar y se crearon las rías. Todas las islas atlánticas son las cumbres de las sierras costeras que quedaron parcialmente bajo el mar y están formadas casi en su totalidad por piedra granítica.
Las tres islas son montañosas con una cara oeste abrupta, con acantilados casi verticales de más de 100 metros y numerosas cuevas (furnas) formadas por la erosión del mar y el viento. La cara este tiene laderas algo más suaves cubiertas por bosques y matorral y se encuentra protegida de los vientos atlánticos, lo que permite la formación de playas y dunas.
Las borrascas atlánticas pasan sobre las islas, descargando al chocar con la costa, por lo que las Cíes reciben más o menos la mitad de lluvia que el resto de la costa de las Rías Bajas.
En 1980 las islas Cies fueron declaradas como parque natural debido a su alto valor natural de este espacio y al rápido deterioro que estaba sufriendo a causa de las actividades humanas. A lo largo de los años,la situación legal de protección va variando hasta que el 21 de noviembre de 2000, el Parlamento Gallego acuerda por unanimidad pedir al gobierno central la declaración del archipiélago como parque nacional. El Congreso de los Diputados tomó el acuerdo definitivo en julio de 2002, creando el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, formado por un conjunto de archipiélagos, islas e islotes que son las Cíes, Ons, Sálvora, Noro, Vionta, Cortegada y Malveiras.
El parque tiene una parte terrestre y otra marítima que comprende una franja de 100 metros, medidos a partir de la bajamar. En las Cíes está prohibida la pesca submarina desde 1992.
Desde 1988 las islas tienen además la consideración de ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves). También se encuentran incluidas, en el ámbito europeo, en la Red Natura 2000, que desarrolla directivas comunitarias de hábitats y aves.
Los parques nacionales son áreas naturales poco transformadas por la acción humana que, sobre la base de su interés paisajístico, geológico, sus ecosistemas o la singularidad de su flora y su fauna, poseen unos valores estéticos, ecológicos, educativos o científicos por los que merecen una especial protección. En las Cíes están excluidas, por tanto, todas las actividades que alteren o pongan en peligro la estabilidad de los ecosistemas. Se permite la pesca artesanal profesional, siempre supeditada a la conservación de los recursos naturales. Sí se apoyan las actividades tradicionales que hayan contribuido a conformar el paisaje y que sean compatibles con su desarrollo.
Las ZEPAs son zonas a proteger especialmente para evitar la contaminación y el deterioro de los lugares en que habitan y nidifican las aves de forma permanente o en sus migraciones.
Se observan los pinos atrapados por enredaderas y un suelo cubierto de helechos.
El matorral se compone fundamentalmente de especies autóctonas, como el toxo (tojo), la xesta (retama), la esparraguera, el torvisco o la jara.
El bosque es el que ha sufrido las mayores alteraciones, pues han desaparecido especies autóctonas como la higuera y otras como el rebollo han quedado reducidas a áreas casi testimoniales, al haber repoblado con pino y eucalipto casi una cuarta parte de la superficie del parque. Los vientos fuertes con alto contenido en sales dificultan, a su vez, el desarrollo de los árboles.
En las dunas, playas y acantilados se mantienen especies, algunas de ellas endémicas del litoral galaico-portugués, propias de estos medios, con unas condiciones físicas y climatológicas muy extremas. Destaca la presencia de la armeria (Armeria pungens), conocida en toda Galicia como herba de namorar, en peligro de extinción, y una importante cantidad de camariñas (Corema album) que además son las únicas en el sur de Galicia.
En la zona de la laguna se encuentra vegetación típica de marismas, como los juncos.
22.000 parejas de gaviotas patiamarillas constituyen la colonia más grande del mundo y es la especie dominante en Cíes. La sigue el cormorán moñudo, con 2.500 parejas, y la gaviota oscura, con 20 parejas. En 1960 se censaron 400 parejas de arao ibérico, que en la actualidad se encuentra casi extinguido en las islas. Hay otras muchas especies de aves rapaces, palomas torcaces, pardelas, alcatraces, tórtolas, pájaros carpinteros y otros pájaros de diferentes clases, que nidifican en árboles y acantilados. Asimismo, numerosos y variados tipos de aves invernan o descansan en sus viajes migratorios. En el Alto da Campá (Illa do Faro) y en el Faro do Peito (San Martiño), existen observatorios ornitológicos. También hay en la Illa do Faro un aula de la naturaleza.
Conejo, erizo y nutria son los únicos mamíferos silvestres con cierta presencia actualmente. También hay ratones de campo, musarañas y murciélagos, así como algunas otras especies de pequeño tamaño y en menor cantidad.
Reptiles, representados por diferentes tipos de lagartos, lagartijas y culebras; anfibios (en menor medida por la escasez de agua), como salamandras y sapos, e invertebrados como los caracoles, escarabajos, arañas y mariposas acaban completando la fauna de las islas.
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